jueves, 18 de agosto de 2016

TEATRO EN EL CASTILLO "DON DUARDOS". (1960)


En el viejo y cuidadosamente conservado castillo de Arcos de la Frontera, propiedad de la marquesa de Tamarón, el magnífico grupo de jóvenes actores que, bajo la dirección de Luis Balaguer integran la compañía "Gris-Pequeño Teatro de la ciudad de Cádiz, representó en sesión privada la tragicomedia de Gil Vicente "Don Duardos", según la esmera versión de Dámaso Alonso y las acertadas acotaciones para un juglar de José María Pemán.
El acto fue organizado por el XI Curso de Verano de la Universidad de Sevilla en Cádiz en homenaje al académico francés Jean Cocteau. Presenció la puesta escénica un selecto público en el que figuraban, entre otras personalidades, el célebre poeta; el rector de los Cursos de Verano, José María Pemán; el presidente de la Diputación, D. Álvaro Domecq, acompañado de su esposa e hijos; la señora de Bohórquez; los poetas Mario Norberto Silva, Antonio Murciano, José Manuel García Gómez y Pilar Paz Pasamar; el director y autor teatral Luis Escobar; el director del Instituto Francés de Madrid, M. Paul Guinard: el director de la Escuela de Bellas Artes de Cádiz, D. Cesar Pemán Pemartín; el escritor D. Emilio Gaseó Contell; el decano de la Facultad de Medicina, doctor Aznar Rey; la Junta Rectora y profesores de los Cursos de Verano, y la marquesa de Tamarón con sus hijos, don Santiago y D. Luis, los cuales atendieron gentilmente a sus invitados.
La tragicomedia de Gil Vicente, pese a su valor antológico y a la belleza lírica que alienta en muchas escenas, no es de las más conocidas en nuestra historia teatral. Se representó la obra en el pequeño patio interior del castillo, marco ambiental esplendido. Luis Balaguer no añadió ningún elemento escenográfico artificial, salvo la luminotécnica, sobria, pero suficiente, con estudiados efectos de contraluces.
José Antonio Castañeda compuso expresamente para "Don Duardos" unos bellos romances musicales que ilustraron, interpretados por él mismo, los momentos de mayor acentuación lírica. El vestuario, seleccionado por Cornejo, se ajustaba perfectamente a la época en que se desarrollaba la acción. Todos los actores, sin excepción, interpretaron la obra de manera impecable, pero en primerísimo lugar hay que citar a Diego Solórzano, que encarnó a Don Duardos; supo matizar los versos en toda y cada una de las situaciones, bordó los monólogos, sin descuidar un solo instante el gesto y el movimiento. Añadiremos los nombres: Francisca Núñez, Servando carballar, Ambrosio Rodríguez, Pilar Puyana, Rafael Galeano, Enrique González, Adela Rojas y Antucha Martínez.
Los asistentes a esta representación privada siguieron, cautivados por el ambiente y la representación, el desarrollo de la tragicomedia tributando a los actores una ovación amplia y calurosa. Justísimo es subrayar esta victoria artística de Luis Balaguer, capaz de enfrentarse con las obras de más distinta índole, clásicas o modernas, trágicas o cómicas, captando los personajes su contenido en el juego escénico. Luis escobar hizo una cálida y elogiosa critica. Director y actores fueron muy felicitados en el transcurso del "lunch", que fue servido después.

El XI Curso de Verano prosiguió sus actividades ayer, viernes, pronunciando el Sr. Gascí Contell una conferencia fuera de programa sobre el itinerario lírico que va de Apollinaire a Cocteau, y el poeta francés recitó un impresionante soneto improvisado "A la boca herida".

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