miércoles, 14 de septiembre de 2016

TE INVITO A ARCOS (Jose Enrique Lázaro) 1999



TE INVITO A ARCOS
(José Enrique Lázaro Delgado)
(Arcos Información - 9 de marzo de 2000)
 (Hoy de Extremadura - 25-10-1999)


Cerca del cielo, orgullos y altivo, vive un pueblo blanco de mi Andalucía. Las rapaces leonadas lo otean esporádicamente con el eterno sueño quizás de anidar en su Peña. El fuerte sol del sur caprichea matices del blanco, azuleando y avioletando levemente las fachadas de sus casas, cual cómplice de la cal que las inunda a borbotones hasta el punto de emerger de sus paredes forúnculos estalagmitoides.

Bajo la Peña huele a levante, bueno, otras veces a poniente, cosas de Eolo que la despoja d algunos gajos de caliza y arcilla de vez en cuando para sobredimensionar la inverosimilitud del paisaje y hacerlo mágico

Arcos de la Frontera, madre de mis hijos de rancia sangre extremeña, bautizados con cal andaluza. El azar, siempre imprevisto, me acercó a tus molinos, a tus gentes, a tu encanto, a tu cuna de poetas y escritores con aire divino, murcianos, cuevas, capotes,-por colleras- ¡buenos vecinos!.

Hoy te conozco, Arcos, en mi camino, ¿que adorable hechizo hiciste conmigo?. Conozco tus gorriones, son mis amigos; en el aire ante Jesús nazareno, conozco tus entrañables viejos, curtidos y empañados en vivir, tus casas inmaculadas como trajes de novia, tus vinos. Plaza del Cabildo, Santa María, el Castillo, San Pedro y San Agustín, hermosas estampas de piedra en tu conjunto monumental. No te falta el río que te abraza, te besa y sigue su curso, a saber, los episodios no contados que han visto las gotas de agua del viejo Guadalete. Arcos, pleno de historia como mi Cáceres natal pero con otra jechura, pueblo blanco, mi pueblo, donde un maestro castúo quisiera morir.

¡Te invito a Arcos ! El camino es muy fácil, desde Jerez de la Frontera hacia el este, rumbo a la variopinta sierra gaditana, por los llanos de Caulina llegarás al Cortijo de Vicos, buenos caballos, y atravesando Jédula alcanzarás una empinada cuesta la de Valdejudíos, tras encaramarla como por arte de magia  surgirá entre ti una gran mole caliza que sostiene en un increíble equilibrio un buen puñado de casas blancas. Es el umbral de la sierra, habrás llegado a Arcos de la Frontera, sólo te queda el disfrute de conocerlo. A buen seguro que quedarás agradecido a este trocador bellotero enamorado de esta perla del sur.
 


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